
La basura electrónica compone la porción de los residuos sólidos urbanos que más ascendió en las últimas décadas. Especialmente, por el desarrollo tecnológico, que viabilizó que tecnologías que al principio eran caras y orientadas a un público especial y reducido, sean hoy baratas y fácilmente utilizables en la vida cotidiana.
teléfonos celulares, pilas, baterías, computadoras y cámaras fotográficas son desechados como parte de los residuos sólidos urbanos domiciliarios sin absolutamente ningún tipo de tratamiento, estos son depositados en rellenos y basurales a cielo abierto.
La contaminación que se da por estos residuos está en directa relación con la composición química que los aparatos electrónicos poseen: una mezcla compleja de cientos de materiales, que contienen metales pesados (plomo, mercurio, cadmio, berilio) y químicos peligrosos (retardantes de fuego bromados, bifenilos prolibromados -PBBs-, difenil éter polibromados -PBDEs- y tetrabromobisfenol-A -TBBPA o TBBA-). Además, contienen materiales valiosos, como el oro y el platino, que deberían recuperarse.
Cuando estos residuos no tienes una buena gestión terminan contaminando el suelo, agua, aire, que afectan igualmente a la salud de las personas. Además, que cuando no se cuenta con un adecuado control también se derrochan recursos que pueden ser reutilizados.
El reciclado de los residuos electrónicos tiene un doble impacto positivo:
- Recuperación de metales o materiales de valor (silicio, plásticos, oro, plata, cobre, etc.) que son cada vez más escasos y cuya obtención, por medio de a minería, crea un alto impacto ambiental.
- Reducción del impacto que ocasionan los residuos en el medioambiente.
En este sentido, la necesidad de contar con un sistema de gestión que ofrezca un adecuado tratamiento y reciclado a estos productos se torna imprescindible.
En los últimos dos años se descartaron en la Argentina casi diez millones de aparatos de telefonía móvil por año, es decir, casi el 30% del parque actual de 32,5 millones de líneas en servicio. A su vez, los niveles de descarte aumentaron cuatro veces en los últimos cinco años. El reciclado de esta enorme cantidad de aparatos desechados sería sumamente positivo.
La velocidad en que productos electrónicos está creciendo generará una crisis de enormes proporciones a menos que las corporaciones de la industria electrónica, que obtienen ganancias por fabricar y vender estos aparatos, asuman su responsabilidad.
Un reciente informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente advirtió que entre 40 y 50 millones de toneladas se generan todos los años a nivel mundial y se preveen “serias consecuencias” en esta década por la cantidad de desechos “peligrosos” y “tóxicos” que se acumulan sin ningún control en las economías en vías de desarrollo.